miércoles, 8 de julio de 2015

Dulce





  Montse
Me quedé dormida contando las vacas, recostada contra el árbol. Una brisa ligera me acariciaba el rostro y me dejé llevar por esa dulce sensación de abandono en el que se sumen algunos niños. Yo no era una niña dulce. Mis pies habían caminado sobre tantos guijarros afilados que mi cuerpo y hasta mi alma llegaron a odiar todo lo que fuese dulce y tierno. Pero confieso que el sueño de aquella tarde fue maravilloso y nunca se me volvió a presentar de esa manera. Quizá por ello aún lo recuerdo.
 Con los ojos bajos, Tahar Ben Jelloun
(Península, 1992)

Muchas veces identificamos la dulzura con los niños pequeños, especialmente con las niñas. Y en esas ocasiones parece que ser dulce es sinónimo de ser cursi, o paradita, o excesivamente tranquila...

A mi, por lo general, me gustan las niñas (y niños) activas, curiosas, divertidas, con carácter,  independientes; es decir, más saladas que dulces. Si bien reconozco que me derrito cuando alguna de mis sobrinas pequeñas se pone mimosita y con ganas de cariños, porque ¿hay algo más dulce que el abrazo de un/a niño/a pequeño/a? Para mi no desde luego...

Esta es una dulzura que nunca empalaga, que nunca cansa... porque no es permanente. Porque -al menos así ocurre con mis sobrinas- a los cinco minutos de ese momento de ternura, ya están otra vez jugando, saltando, peleándose con sus primas o su hermana, pintando, demandando atención, preguntando, pidiendo algo, quejándose, saltando, corriendo, enfadándose, riendo... Cualquiera de esas cosas que a los adultos a veces nos vuelven locos, que nos hartan y nos dan ganas de encerrar a los niños en un cuarto una temporada para no verlos o no oírlos... Pero que, cuando no lo hacen, lo echamos de menos y nos preocupamos.

La dulzura infantil es uno de los mejores regalos que podemos recibir, pero no confundamos dulzura con ñoñería...

Y para terminar, un poco de rock. No sé si a ella le gustará esta canción, pero desde luego tiene alma de rockera...


Sweet child o'mine de Guns N'Roses. Incluída en su primer disco, Appetite for Destruction (Geffen, 1987)

No hay comentarios:

Publicar un comentario