domingo, 28 de junio de 2015

Calor




  Montse

Hace calor para la época en que estamos. Las casas como ésta se calientan con el sol, no están suficientemente aisladas. El aire parece estancado, a pesar de la ligera corriente, del soplo que atraviesa las cortinas. Me gustaría poder abrir la ventana de par en par. Pronto nos dejaran ponernos los vestidos de verano.
Los vestidos de verano están fuera de la maleta, colgados en el armario; dos de ellos son de puro algodón, que son mejores que los de tela sintética, más baratos; pero incluso así durante julio y agosto, cuando hay bochorno, se suda mucho. Para no hablar del bronceado, decía Tía Lydia. Las mujeres solían dar el espectáculo. Se untaban con aceite como si fueran un trozo de carne para el asador, e iban por la calle enseñando la espalda Y los hombros, y las piernas, porque ni siquiera llevaban medias; no me extraña que ocurrieran esas cosas. Cosas era la palabra que usaba cuando lo que ocurría era demasiado desagradable, obsceno u horrible para ser pronunciado por sus labios. Para ella, una vida venturosa era la que evitaba las cosas, la que excluía las cosas.
Margaret Atwood, El cuento de la criada
(Seix Barral, 1987) 


Me paso el año esperando que lleguen el verano y el calorcito... y cuando llegan ya estoy deseando que vuelva a hacer fresco; esto es un sinvivir jajajaja

Lo cierto es que soy más de calor que de frío, de verano que de invierno, de sol que de lluvia. Pero todo está bien sin excesos. Cuando el calor es muy elevado entonces tiene efectos negativos sobre mi: se me baja la tensión, me da dolor de cabeza, me siento físicamente incómoda, me pongo de mal humor... ¿Alguna extraña reacción alérgica al calor?

Lo dudo, simplemente una muestra más de cómo nuestro cuerpo es una parte más del ambiente; de que lo que ocurre fuera de nosotros, nos influye interiormente; de que somos un todo con nuestro cuerpo, nuestra mente, nuestras emociones y nuestro mundo. Y así es como debe ser ¿no? o, mejor dicho, así es como es, y como debemos aceptarlo.

Por tanto, cuando hace mucho calor sé que debo ir con más calma, no sólo en la realización de mis tareas, sino en mi relación con los demás y conmigo misma; que debo darme momentos para descansar y beber agua. Y que debo disfrutar de lo que el calor también nos trae... días más largos, noches cálidas, terrazas y cervezas, paseos por la playa, ponerse morena... y tantas cosas que asociamos al verano, especialmente cuando estamos en invierno...


La canción con la que finalizo, es un clásico de los años 80 (mi década preferida, si hablamos de música). Escuela de calor, de Radio Futura, grupo que siempre destacó por unas letras simbólicas, sin ser complejas, y llenas de referentes literarios.
 
 
 De su álbum La ley del desierto/La ley del mar (1984)

No hay comentarios:

Publicar un comentario