domingo, 7 de junio de 2015

Amarillo




 

Montse

En el hospital nos enseñaron a aceptar que podíamos equivocarnos, Mi médico a veces se equivocaba y siempre aceptó la culpa. El mundo iría mejor si aceptáramos que nos equivocamos, que hemos errado, que no somos perfectos. Mucha gente intenta buscar una excusa a su equivocación, buscar otro culpable, quitarse el muerto de encima, lo que no conocen es el goce de aceptar la culpa. Un goce que tiene que ver con saber que has tomado una decisión equivocada y que lo admites.
El mundo amarillo, Albert Espinosa
(Debolsillo, 2012) 


Esta fotografía es, probablemente, la que más me ha costado hasta ahora del reto. Si bien me gustan los colores, no encontraba nada amarillo que me gustase...

Contenedores de envases y plásticos, buzones, señales de tráfico, carteles, múltiples elementos urbanos son amarillos, y lo cierto es que no me había fijado en ello hasta ahora. Obviamente, sí sé que son amarillos, pero no es un "saber consciente".

Por tanto, preparando esta entrada es cuando más he sentido el concepto de que sea un reto hacer la foto, y me ha servido para darme cuenta de cómo me enfrento a los retos en general

Cómo -sin ser perfeccionista- prefiero demorar la tarea hasta encontrar el camino o la forma adecuada de realizarlo. Lo que me lleva -en la mayoría de las ocasiones- a apurar el plazo hasta casi el límite permitido... si es que no lo sobrepaso.

Mi tendencia a dejar pasar el tiempo, sin ponerme realmente al trabajo, esperando que ocurra "algo" que "ordene todas las piezas". Sí, cuando un proyecto no es prioritario tiendo a procrastinar...

Cómo tengo claro mi objetivo, qué quiero y cómo lo quiero, y cómo esa claridad puede jugar en mi contra. En esta ocasión, si hubiera flexibilizado desde el principio, fijándome en todas las cosas amarillas que hay a mi alrededor, probablemente habría terminado antes esta entrada; el empeñarme en buscar un coche/moto/guagua con cierto aire vintage ha demorado conseguir la foto, y por tanto, la entrada al blog.

La alegría que me da saber que las cosas acaban saliendo como yo quería (o casi; no he visto ninguna vespa amarilla, aunque estoy segura de que mañana sí la veré...) y la ligera culpa por no haberlo hecho antes (mi mente siempre me recuerda que o podría haber terminado antes o que podría haberlo hecho mejor).

Y todo esto es una muestra de cómo podemos aprender incluso de aquellas experiencias que pueden parecer menos trascendentales (¿lo es este reto?). 

Yo he visto claramente que debo ser más flexible, no en los plazos, sino en los criterios; dejarme llevar más por la improvisación y no marcarme de manera tajante un objetivo que ya implique un resultado concreto; y que -siendo el trabajo importante- no debe ser mi única prioridad.

Antes de volver a trabajar lo tenía claro; dos meses en la universidad parece que me han reseteado la mente, y me entristece, aunque -por suerte- hoy me hago nuevamente consciente de qué es lo que realmente importa. 

Para terminar, una canción que siempre me ha gustado, Tie a yellow ribbon round the old oak tree. Ya tenía decidido que la iba a poner, aunque no en esta versión. Y, de repente, me he encontrado esta rareza (reconozco que escuchar a Silvio Rodríguez cantar en inglés me ha chocado), que seguro que poca gente conoce.

 

Copio (y adapto ligeramente) el comentario que acompaña al video en youtube: Una tradicional canción norteamericana que ha devenido en un himno de las luchas pacifistas en Estados Unidos, convertido hoy en el tema de convocatoria para la movilización organizada en Cuba para el 12 de septiembre de 2013, con motivo de la liberación por parte de EEUU de René González, encarcelado durante 15 años junto a otros 4 compañeros. Buscaba llenar de cintas amarillas — con las que en Estados Unidos se recuerda a alguien que está lejos y cuyo regreso se espera— la isla  para llamar la atención sobre sus cuatro compañeros todavía prisioneros, que cumplen largas condenas en cárceles estadounidenses.

Cantan Silvio Rodríguez, Amaury González, Frank Fernández, Kiki Corona, Gretell Barreiro y Luna Manzanares, acompañados de el pianista Frank Fernández, el tresero Pancho Amat, el bajista Jorge Reyes y el baterista Enrique Plá

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